La capacidad de innovación que pueden desarrollar las empresas depende de un conjunto de factores y prácticas. Conócelas en este artículo.
Toda empresa apuesta por la innovación para ganarse un lugar en el mercado. Google, Microsoft, Apple y Amazon son ejemplos de empresas innovadoras, que parecieran portar el título por el simple hecho de llevar el nombre que las representa.
Sin embargo, innovar implica una serie de elementos científicos, tecnológicos, financieros y organizacionales para transformar el entorno de trabajo; es decir, la capacidad de innovación se desarrolla en función de cada empresa y las implementaciones integradas por cada una.
De acuerdo con el segundo estudio publicado por la compañía mundial de pagos digitales, Visa, “Innovación en aumento en América Latina: lecciones de líderes innovadores en toda la región”, el 24 por ciento de las 100 empresas participantes son más innovadoras y maduras respecto a la investigación realizada un año anterior.
El apoyo interno a la innovación, la colaboración externa, la ejecución, el uso de la tecnología y escala fueron los cinco pilares base, a partir de los cuales se midió la capacidad de innovación de cada organización.
En los hallazgos se encontró que la pandemia por COVID-19 fue un catalizador que impulsó la transformación de las empresas de Latinoamérica y el Caribe, al verse modificados los hábitos de consumo y, por tanto, los medios de acercamiento entre las marcas y los consumidores.
El tamaño, el sector de desarrollo y el entorno —presencial o digital— son algunos de los elementos que determinan qué tan innovadora es una empresa en el mercado y las variables que deberá utilizar cada una para medir su impacto.
En este artículo te compartiremos algunas de las definiciones y prácticas de lo que implica para las empresas tener capacidad de innovación.
El concepto de innovación del Manual de Oslo menciona que innovar implica introducir un producto o proceso en el mercado, que beneficie o mejore potencialmente la estructura y comercialización de los productos y servicios de una empresa; es decir, una transformación que potencie los procesos y agregue valor a la organización.
No obstante, algunos académicos, como Nonaka y Takeuchi, asocian la capacidad de innovación con el conocimiento y sus distintas etapas:
A continuación conoce una breve descripción de lo que involucra cada una de ellas.
La creación de conocimiento está ligada a la colaboración de saberes entre individuos, que en el entorno empresarial se traduce al trabajo en equipo y colaboración entre las distintas áreas que la conforman.
Como resultado pueden obtenerse productos, alianzas o relaciones estratégicas con otros clientes.
La absorción hace referencia a la asimilación de información para el desarrollo de capacidades innovadoras.
Como ejemplo, está la capacitación de una empresa a sus colaboradores, quienes después de una inducción a temas relacionados al sector que pertenecen, deben poner en práctica los conocimientos adquiridos.
Este punto hace referencia al conjunto de procedimientos que facilitan el intercambio de información con otras personas. Una muestra de ello es la cultura digital organizacional, que toma como base los recursos tecnológicos para la realización de tareas y nuevas competencias.
Si los miembros de la empresa no cuentan con los mismos conocimientos en el uso de las herramientas tecnológicas, difícilmente podrán aplicarlos y obtener resultados en beneficio de la organización.
Este término alude a la capacidad de generar nuevas alternativas a partir de lo ya conocido; las nuevas formas de administrar, organizar e intercambiar son parte de la reconfiguración, pensadas en el crecimiento y evolución de la organización.
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Con el tiempo, se han desarrollado distintas metodologías para medir la capacidad de innovación empresarial, con el objetivo de implementar estrategias encaminadas a la transformación.
Los investigadores Jay Rao y Joseph Weintraub crearon una herramienta de medición de la cultura innovadora organizacional basada en una investigación a 750 compañías de todo el mundo; los recursos, procesos, el éxito, los valores, el comportamiento y el clima fueron los seis aspectos a considerar para la evaluación.
Los valores son las características de una empresa que influyen directamente en la creatividad, los procesos de aprendizaje y el emprendedurismo. Aquí se proyecta el manejo de los recursos –tiempo/dinero— de una organización.
El comportamiento se refiere a la actitud de los colaboradores respecto a las innovaciones que integran la empresa; la iniciativa, adaptación e inspiración a otros colaboradores, son algunos ejemplos de comportamientos innovadores.
El ambiente del lugar de trabajo es determinante en la innovación de una empresa. La diversidad, integridad, responsabilidad y apertura a nuevas ideas contribuyen al mejoramiento del clima organizacional.
Las personas, los sistemas y proyectos son los recursos medibles en la capacidad de innovación de una empresa; la implementación de herramientas tecnológicas y software especializado en el funcionamiento de la organización son algunos ejemplos.
Los procesos son los caminos a seguir durante el desarrollo de proyectos. La flexibilidad, priorización de actividades y escalabilidad son aspectos considerados en este punto.
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El éxito de una organización es medible al considerar tres aspectos: externos (competidores y clientes), internos (miembros de la empresa) y personales (satisfacción al participar en los procesos de innovación).
La implementación de recursos tecnológicos y organizacionales son herramientas que favorecen la capacidad de innovación empresarial; por ejemplo el desarrollo de planes, la definición de roles e implementación de nuevas prácticas acorde a los objetivos de tu empresa.
Ahora que conoce más sobre los aspectos que las empresas deben tomar en cuenta si desean innovar, es importante recalcar que la innovación no basta con comprar herramientas con la última tecnología.
Las empresas que deseen evitar errores en su proceso de innovación, deberán someterse a una transformación verdadera e integral.
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