En la digitalización de consumos y servicios, ser un ciudadano digital es cada vez más común, pero ¿qué implica serlo? Conócelo en este artículo.
Una de las consecuencias más notables de la pandemia de COVID-19 es la digitalización acelerada que produjo en todo el mundo. De la noche a la mañana, la vida que conocíamos se trasladó al plano virtual de una forma nunca antes vista.
De tal forma que navegar en internet es como caminar por la calle, desde donde puedes llegar a cualquier lugar que desees para realizar tus actividades diarias. Pero esto no basta para ser un ciudadano digital.
Al respecto, la UNESCO define que:
“La ciudadanía digital es un conjunto de habilidades que permite a los ciudadanos acceder, recuperar, comprender, evaluar y utilizar, crear y compartir información y medios en todos los formatos, utilizando varias herramientas, de manera crítica, ética y forma eficaz de participar y comprometerse en actividades personales, profesionales y sociales.”
Como podrás ver, realizar videollamadas no es suficiente para llamarte ciudadano digital, sino que requiere el desarrollo de capacidades que tienen que ver con la responsabilidad, ética y sensatez, con el fin de aprovechar las tecnologías de la información en favor de tu crecimiento personal, así como el de la sociedad. Si bien no es lo único importante, estar generalmente conectado es una característica fundamental del ciudadano digital.
En América Latina más del 56 por ciento de las personas cuenta con internet, mientras que el 45 por ciento tiene el servicio en su domicilio o línea móvil, según un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Estos datos dan cuenta de que la cantidad de ciudadanos digitales en Latinoamérica es muy reducido a comparación de la cantidad de habitantes, por lo que es aún más importante fomentar el desarrollo de este tipo de habilidades.
Actividades en línea de un ciudadano digital
Ser ciudadano digital engloba una serie de actividades que son benéficas tanto para la persona como para su entorno, ya que se trata del buen uso que se le da a la conectividad en todos los ámbitos de la sociedad.
No basta solo navegar por entretenimiento u obligación, sino realizar todas las actividades con respeto desde un enfoque participativo, que le permite aprovechar ventajas que en el mundo analógico serían más difíciles de encontrar.
Encontrar oportunidades laborales y profesionales
Así como los mercados se han digitalizado, también la forma en que las empresas realizan el reclutamiento y la selección de sus nuevos colaboradores se ha mudado al mundo virtual.
Actualmente se llama reclutamiento 4.0 al uso de plataformas para los procesos de admisión, potenciados con las redes sociales. Hoy en día es indispensable contar con un perfil en LinkedIn, además de sitios web como Tecoloco o Computrabajo para buscar un empleo.
Con el uso de estas redes y aplicaciones, encontrar oportunidades laborales y profesionales es más fácil que antes, ya que los candidatos tienen interacción con las personas que trabajan en las distintas empresas, quienes incluso pueden dar opiniones y consejos.
Además, el ciudadano digital puede encontrar ofertas de distintos lugares del mundo o diferentes esquemas de trabajo, más aún cuando el home office se ha vuelto una modalidad de trabajo adoptada por un gran número de empresas.
Navegar de la forma más segura posible
Así como en las calles existen varios riesgos y amenazas, de la misma forma, la internet es un lugar donde a menudo se puede ser víctima de algún delito.
Un estudio realizado por VISA señala que desde que empezó la pandemia, los ataques cibernéticos han aumentado en un 30 por ciento en Latinoamérica. Además, los intentos de robo de información se han incrementado más del 60 por ciento, pues los delincuentes aprovechan la hiperconectividad para engañar personas y defraudar empresas.
El ciudadano digital conoce los diferentes tipos de engaño y es muy cuidadoso con su información, así como las actividades que realiza en línea, ya que la gran mayoría de los delitos cibernéticos se realizan engañando a los usuarios para que proporcionen información sensible.
No se trata de ser inmune, sino de estar informado y ser precavido para que la navegación sea lo más segura posible.
Estudia y aprende
Etimológicamente, la palabra “universidad” hace referencia a adquirir habilidades universales, es decir, conocimientos y técnicas probadas y documentadas. Eso precisamente es otra ventaja que ofrece el mundo digital.
Otra de las buenas prácticas del ciudadano digital es la de aprovechar la conexión para aprender, de forma confiable y seria, sobre cualquier tema que sea de su interés.
Plataformas como Domestika, Crehana y Coursera, ofrecen una gran variedad de diplomados y certificaciones de un sin fin de asignaturas. Esto se suma a la oferta que proponen las universidades tanto públicas como privadas, e incluso los videos tutoriales, guías y libros electrónicos.
Aprovecha las herramientas del gobierno electrónico
Los gobiernos de todo el mundo han utilizado las tecnologías de la información para acercar los servicios a los habitantes de cada localidad, algo que debe ser aprovechado por el ciudadano digital para realizar los trámites y procesos administrativos que sean pertinentes para cumplir sus deberes cívicos.
Un ejemplo de ello es el registro para adquirir una identificación oficial, las declaraciones de impuestos, consulta de convocatorias para programas sociales, etc.
Además, estos instrumentos son de gran utilidad para establecer canales de comunicación efectiva mediante los cuales se puede interactuar con las diversas instituciones oficiales.
Ahora que conoces algunas de las cualidades que distinguen a un ciudadano digital ¿Consideras que tú eres uno? En AK Digital te invitamos a seguir conociendo más sobre diversos temas de soluciones tecnológicas en nuestra oferta de blogs y en la página de recursos.
